Ser presidente de una comunidad es una tarea harto tediosa. Gestionar cuentas, administrar gastos, lidiar con humedades, ruidos e imprevistos varios hacen de ello un cargo complicado y a menudo nada agradecido. Imaginemos por un momento una comunidad libre de quejas, donde cada uno adaptara su casa a sus necesidades, a sus gustos y forma de vida. Una comunidad en la que cada vecino diseñase sus propias habitaciones, inventando las ventanas de sus dormitorios y configurando las viviendas a su gusto y manera.
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Esquema compositivo de la Unité d’Habitation (LC, Marsella, 1952) En esto andaron el viernes los alumnos de 1º, 2º y 3º de primaria del colegio Cas Capiscol. Bajo inspiración del Wozoco de MVRDV, del Habitat 67 de Moshe Safdie y de la Unité d’Habitation de Le Corbusier (y tras descubrir que las ventanas del aula tienen como referencia los brise solei de ésta última), los 90 vecinos construyeron sus casas cúbicas… Y constituyeron una nueva comunidad de la que muchos sí querrían ser presidentes.
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