Cati llegó a Son Forteza en 1968. Entonces, todo era campo. Jugaba en la calle hasta las cinco, cuando la sirena de La Fertilizadora anunciaba el final de la jornada laboral… Y su hora de volver a casa.
Cuando era pequeña, Cande era vecina del Molinar. Compraba leche y Danone en tarro de cristal en la lechería de Ca’n Pere Antoni y los domingos, hacía picnics en la playa con pollo rebozado y sandía. El 1962, su familia se mudó a Son Forteza.
Margarita recuerda Casa Buades, la fábrica de baldosas y las pastillas de chocolate Rosselló, la plantación de algodón, la carnicería Can na Maria y cómo venía al barrio en tranvía.
Cande, Margalida y Cati son tres de las veinte mujeres que han participado en el proyecto Cartografías emocionales, recuperando la memoria de Son Forteza a través de sus voces femeninas y visibilizando la importancia de las mujeres en la construcción de nuestras ciudades. A través de talleres, marchas exploratorias e instalaciones artísticas, hemos recogido sus inquietudes, necesidades y recuerdos.
Sus relatos se recogen en una exposición abierta por las calles del barrio, que puede recorrerse a través de ESTE MAPA.