Día de la ONCE. 23 de octubre de 2010

Decimos que una ciudad es accesible cuando todos podemos pasear cómodamente por ella. Y con TODOS, nos referimos a los niños, a los adultos, a los ancianos, a los que se desplazan a pie, en bicicleta, en silla de ruedas, a los que tienen algún problema de vista o de oído, a los que caminan a saltos, a los que empujan un cochecito de bebé, a los que pasean en grupo, a los que prefieren hacerlo solos, a los que utilizan el transporte público.. a TODOS.

Uno de los principales problemas actuales de la ciudad en lo que a accesibilidad se refiere es la progresiva imposición del vehículo privado frente al peatón. Cuanto más espacio se le cede al coche, menos se le dedica al peatón, quedando éste obligado a caminar por aceras estrechas, que a menudo se convierten en un slalom de farolas, postes eléctricos, señales de tráfico y desniveles dignos de alpinista.
Los niños lo tienen claro: empiezan ensanchando las aceras. Porque con calzadas más estrechas los coches corren menos, haciendo que la calle sea menos peligrosa, menos contaminada, menos ruidosa. Eliminan todos los bordillos, convirtiéndolos en rampas o en espacios a un solo nivel. Marcan los recorridos con diferentes texturas para que el tacto los ayude a llegar a la estación de tren. Colocan señales sonoras para que detectemos los pasos de peatones…
   

… Y en un golpe de brocha, entierran la carretera del frente marítimo bajo una mancha verde, sembrada de atracciones, pérgolas y árboles de colores.
Recuperan, al fin y al cabo, lo que nos pertenece: el espacio público en una ciudad para TODOS.


Agradecemos a la ONCE la oportunidad que nos ha brindado de participar en sus jornadas. Estamos encantados de haber podido colaborar en que muchos reflexionen, aunque sea por un instante, acerca de cómo avanzar hacia una ciudad mejor. Enhorabuena por vuestra extraordinaria labor.

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