La estructura de los edificios está compuesta por pilares, jácenas, muros y zapatas.
La estructura de las personas consiste en 206 huesos que forman el llamado esqueleto.
La estructura de un árbol son sus raíces, su tronco y sus ramas.
La diferencia básica entre todos ellos radica en la necesidad de movimiento de los seres humanos, inexistente en los vegetales y, generalmente, en las construcciones. Es por este motivo que tanto árboles como edificaciones se anclan al suelo mediante cimientos que aseguran su equilibrio. Pero, ¿y nosotros? ¿nuestro equilibrio es tan fácil como parece?… Preguntadle a un bebé.
A lo largo de la historia, una de nuestras mayores inquietudes ha sido la de mantener en pie aquellos edificios que considerábamos esenciales para el desarrollo de la vida: la estabilidad de pirámides, templos, catedrales o pabellones deportivos ha constituido un enorme reto para la humanidad, que ha ido conquistando las fuerzas esenciales de las estructuras. Poco a poco, hemos aprendido a distribuir la tracción, la compresión y todas sus combinaciones, transmitiéndolas equilibradamente hasta el suelo. Material tras material, técnica tras técnica, hemos llegado a conclusiones que nos han permitido construir imponentes edificios, sostener gigantescas cúpulas y jugar con la entrada de la luz en las que continúan siendo las obras maestras de la arquitectura.
Durante tres días, 180 alumn@s del colegio Pedro Poveda de Palma han experimentado con los esfuerzos, acercándose un poco más al misterioso mundo de la geometría y de cómo ésta interviene en el diseño de las estructuras.