Seguimos de paseo por la isla, visitando bibliotecas de costa, bibliotecas de montaña y bibliotecas muy muy lejanas (todo lo lejanas que pueden estar en xxxxxx de radio). En las tres últimas, hemos querido analizar las viviendas, esos espacios tan cotidianos y aparentemente conocidos donde nos movemos con convicción y soltura. Pero, ¿qué ocurre si de repente desmontamos nuestros esquemas mentales? ¿Dónde quedan los baños completos, las salas-comedor, las cocinas americanas…? Pues pasa que se transforman en cubiertas trampolín, a las que salimos desde la ventana del dormitorio para bañarnos directamente en el mar. Que le ponemos ruedas a nuestra morada ideal y la convertimos en una auto caravana. Que inventamos casas estrechíiiiiisimas con estupendos balcones ajardinados. Y lo mejor: que dejamos de lado los estereotipos y demostramos, de nuevo, lo importante que es la creatividad en el buen diseño de las cosas (y las casas).
Gracias a los participantes de Puigpunyent, Cala Rajada y Vilafranca por su gran empeño.
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